El control de la grúa se efectúa desde la sala de mando, controlando la carga de los hornos mediante un monitor que visiona alternativamente las tolvas de entrada de residuos en los hornos.
La alimentación de los hornos se efectúa por vertido directo del contenido en el interior de las tolvas de carga. Una vez introducidos los residuos en las tolvas, caen por gravedad a un alimentador, dosificador de velocidad regulable, que de esta manera controla la carga a los hornos.
Ya en el interior, la combustión tiene lugar en un horno con parrillas rotativas. Los hornos están dotados de cámaras de combustión y post-combustión, para asegurar la completa incineración de los residuos.
Tal y como se fija en la normativa actual, los gases permanecen durante al menos 2 segundos, a una temperatura mínima de 850 ºC. Esto asegura una combustión óptima y minimiza el nivel de inquemados en las escorias.
Hay dos quemadores auxiliares de seguridad en la cámara de post-combustión, que se conectan automáticamente cuando en esta cámara la temperatura baja de los mínimos requeridos.
La combustión se efectúa de forma que se garantiza la destrucción completa de los elementos contaminantes en los gases de salida.
A fin de conseguir estas condiciones, el horno tiene instaladas entradas de aire de combustión, aire primario y de aire secundario, ambas situadas de forma estratégica y en condiciones de presión y temperatura adecuadas.